lunes, 1 de abril de 2013

blogger.com/home

Me da que pensar, afortunadamente. Es un palabra redonda. Llena, bonita y sedosa. Hogar. Home. Llar. Representa mucho. Y hoy por hoy, dudo de dónde está el mío. Al crecer siempre está ahí, fijo y delimitado, siempre y cuando seas un aburrido chico de clase media en otra ciudad más de algún país que se crea desarrollado. En cierto modo, envidio a esa gente. Living libido loca. Ah, no. Esa hoy no. Algo así era. Como reza la típica canción que estoy harto de escuchar, pero que una y otra vez me niego a poder identificar con palabras, un día en Tokio y otro en París (y ahora el que reza soy yo, esperando que no sea de la Factoría Disney, o peor, de Ke$ha). 

¿Seguro? Vale que no sea el momento más idóneo para ponerte a escribir. Falta lucidez, necesitas mayor motivación y el sueño ataca por ambos flancos. Pero... Johnny, I hardly knew ya. Y aquí mi Johnny me tenía bien visto. Sorprendentemente, esta vez ha sido diferente. Mismo paisaje, as breath-taking as always, mismo ronroneo a la salida, mismo sol escondido, mismas canastas con las mismas personas, mismos planes improvisados, misma silla de biblioteca, mismas historias turbias y, por supuesto, misma casa. Y sin embargo, distinto hogar.

Ha molado. Esta vez sí. Ahora soy más de los míos si cabe. No han cambiado, no lo necesitan. En ocasiones, no me gusta; aunque siempre hay un par de sitios donde no se puede uno equivocar. Pero ahora, me costará arrancar esas raíces. Pisaré mi futuro más inmediato, sin mirar, como siempre; y con un poco de tierrina en las suelas.